Puntillismo en paisajes: una técnica infinita
El puntillismo es una de las técnicas plásticas más interesantes y versátiles a la hora de pintar paisajes con puntos. Con ella, se pueden crear desde sencillos dibujos para principiantes hasta complejos estudios que demuestren el talento de los artistas. Y es que la técnica se puede emplear de muy diversas maneras con el objetivo de lograr resultados muy variados.
Son muchos los maestros de la pintura que han creado paisajes de puntillismo para demostrar las posibilidades de esta forma de pintar. De hecho, algunas de estas piezas cuelgan de los museos de arte contemporáneo más importantes del mundo y siguen emocionando a miles de visitantes cada año.
Inteligentes reflexiones sobre el color y la forma, imágenes que se encuentran entre el contexto onírico y la realidad, naturaleza mostrada como nunca antes… todas estas calificaciones surgen en torno al puntillismo de paisajes, una técnica infinita que te invitamos a probar en este tipo de obras con las que disfrutarás creando y avanzando en tus conocimientos sobre esta forma de pintar.
Plantillas de puntillismo de paisajes para colorear
Paisajes puntillismo ya coloreados
El puntillismo ‘debe mucho’ a los paisajes
El puntillismo y los paisajes están unidos inseparablemente en el imaginario popular actual. Al pensar en la técnica vienen a la mente obras como la mítica Clima gris o Un paisaje de verano, de Seurat, uno de los maestros de este estilo postimpresionista.
Ambas obras destacan por lo mismo: la presencia humana es casi inexistente en los dos lienzos –apenas un barco en una y una figura lejana en otra– y todo el protagonismo se lo lleva ese ‘borrón’ de naturaleza que llena de emoción a quien los contempla.
Solo hay que explorar un poco en los mejores y más recordados trabajos de los representantes de la técnica de vanguardia para convencerse de que el puntillismo casi parece creado para reproducir paisajes.
La luz, el movimiento del aire, las vibraciones del oleaje del mar… todo ello supone un reto para artistas de la talla de Charles Angrand, Paul Signac, Camille Pissarro, Georges Seurat o el mismísimo Vincent van Gogh.
Y el resultado que estos maestros nos ha legado justifica la posición del puntillismo de paisajes como uno de los grandes hitos de la historia de la pintura: basta con contemplar El pino de Saint Tropez, de Paul Signac para afirmar que esta forma de hacer arte es ‘otra cosa’ y que es, en el paisaje con mínima presencia humana, donde mejor se puede expresar esta técnica en la que los diminutos puntos de color toman la entidad de realidad sobre la tela.
El puntillismo de paisajes: la mejor escuela del color y la forma
Son muchos los aficionados a las artes plásticas que cuando se interesan por el puntillismo experimentan un amor y un placer muy profundos por pintar paisajes. Este tipo de escenarios es muy rico a la hora de aplicar la técnica y, para los profesores de pintura, trabajar en estas obras se convierte en la mejor escuela del color y la forma para los alumnos.
Esta afirmación cobra total sentido si pensamos en la forma en la que se hace un cuadro con la técnica del puntillismo: el artista puede delimitar las formas con un lápiz, pero estas solo se harán ‘realidad’ cuando los puntos de color vayan completando el lienzo.
De manera adicional, es verdaderamente relevante pensar en el color: equivocarse en este punto puede traducirse en que el resultado de la obra sea plano, sin sentido y estéticamente erróneo.
¿Qué quiere decir todo esto? Que el paisaje puntillista se produce gracias a una comunicación directa entre la forma y el color. Explicado de otro modo, el pintor tendrá que poner en el lugar adecuado un punto del color correcto. La combinación idónea de ambas cosas –que en otro tipo de técnicas se pueden trabajar por separado– dará como resultado la profundidad, límites, matices e incluso movimiento al paisaje.
Aunque es posible dominar esto de manera gradual y comenzando con patrones sencillos que muestran al estudiante de pintura cómo proceder, se pueden llegar a crear absolutas obras de arte en las que el paisajes cobra vida solo a base de puntos y puntos de color.
La imperfecta perfección de la naturaleza
En este trabajo de aprendizaje hasta llegar a dominar la técnica del puntillismo en paisajes, es importante pensar en un detalle que hace que la elección de los paisajes como materia de trabajo sea la ideal y más completa: su imperfecta perfección.
Basta con mirar algún ejemplo de los grandes maestros para entender este tema. Una buena muestra de ello sería Paisaje en Port-en-Bessin, Normandía.
Con apenas un par de azules y verdes –que dominan la mayor parte el cuadro– el artista Georges Seurat es capaz de transmitir profundidad, paso del tiempo (parece el atardecer o el amanecer en movimiento) y, sobre todo, la inmensa cantidad de matices que tiene la naturaleza, donde los colores no son planos, sino diversos y cambiantes.
Obviamente, Seurat y el resto de puntillistas famosos también trabajaron en espacios urbanos e incluso en escenas domésticas o del espacio público de las ciudades, pero es en las postales de la naturaleza donde encuentran un mayor número de matices y un reto más complejo como pintores.
Los paisajes más representativos del puntillismo
Aunque ya hemos citado algunos, son muchos los paisajes realizados con puntillismo que se han convertido en parte de las piezas plásticas más importantes de la historia del arte.
Aunque la presencia humana es importante en ella, la obra Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte es considerado como uno de los grandes cuadros puntillistas centrados en el paisajes. Finalizado en 1884 por Seurat, esta obra es la más famosa de su autor y el motivo por el que muchos aspirantes a pintores quieren lanzarse al paisaje puntillista.
Henri Edmond Cross ofrece, en su La playa de Saint-Clair, otra de las grandes obras de este estilo de pintura. En este caso, la presencia humana es casi anecdótica –un cazador se intuye al fondo del cuadro por la izquierda– y todo el protagonismo se lo lleva un bosque en el que la primavera está explotando.
Y no es posible cerrar este repaso por los paisajes más importantes del puntillismo sin rescatar alguno de los cuadros firmados por Paul Signac. En esta ocasión nos decantamos por el óleo titulado Setting Sung, donde el mar y el atardecer sirven al autor para ejecutar uno de los mayores ejemplos de cómo la complejidad del color de la naturaleza puede trasladarse a la tela con talento, trabajo y conocimiento.
Puntillismo de paisajes para principiantes
Todo lo comentado anteriormente podría hacerte pensar que el puntillismo de paisajes es algo reservado a los grandes artistas y a los aficionados con experiencia, pero nada más lejos de la realidad.
De hecho, por todo lo que se va aprendiendo con cada proyecto de este tipo y las posibilidades que ofrece, es una de las opciones más interesantes para quienes quieren lanzarse al arte del puntillismo.
Como puedes ver en esta misma página, hay decenas de plantillas de paisajes para hacer con puntos que te orientarán paso a paso para crear escenas que a ojos de quienes contemplen las obras resultarán complejos y bellos.
Desde los formatos más fáciles, que apenas mezclan los colores, hasta los trabajos más complejos, donde dejar volar tu imaginación y trabajar con más mimo y precisión; el camino es rico en aprendizajes y podrás comprobar en primera persona cómo vas avanzando en esta técnica e integrando conocimientos casi de manera natural.
Al final, y con tan solo un poco de trabajo para ejecutar los primeros formatos, podrás lanzarte a crear tus propias obras, nacidas de la contemplación directa de espacios que conoces o de tu propia imaginación.
Y, sobre todo, habrás aprendido todo lo necesario para aplicarlo a otro tipo de cuadros puntillistas como escenas de interior, retratos, postales de ciudades, etc.
Beneficios de pintar paisajes con puntillismo
El arte del puntillismo ofrece muchísimas ventajas para quienes lo practican como hobby. Tanto a nivel artístico como personal, hay una serie de beneficios que notarás desde que tomes por primera vez los pinceles o los lápices de color y comiences a hacer puntos.
Lo primero y más destacado es que aprenderás a hacer arte: la pintura es una disciplina creativa compleja y mucha gente tiene miedo a comenzar porque no se siente capacitada para lograr resultados interesantes.
Gracias al puntillismo y al uso de las plantillas que encontrarás en la web podrás aprender paso a paso y sobre la marcha. Irás haciendo cuadros cada vez más complejos y descubriéndolo todo sobre composición, color, profundidad, etc. sin tener que estudiar o recibir lecciones. Además, incluso con los paisajes de puntillismo más sencillos lograrás postales de la naturaleza que merecerán un espacio de honor en cualquier pared de casa.
Otra de las cosas favorables de usar esta técnica para hacer paisajes es que eleva la concentración y la relajación. Está demostrado que el puntillismo mejora la grafomotricidad de mayores y pequeños, que ayuda a eliminar el estrés y la ansiedad y que permite mantener la mente alejada de pensamientos negativos gracias a la elevada concentración que requiere este trabajo.
Si hablamos de crear paisajes, todo esto aumenta, ya que el nivel de perfeccionamiento y control de la técnica que se requiere se va haciendo cada vez más exigente conforme se va aumentando la complejidad de los patrones a seguir.
Con todo esto, seguro que ya tienes ganas de coger las pinturas, imprimir tu primera plantilla y lanzarte a dibujar paisajes a base de puntos. Elige el modelo de pintura que más te gusta de toda nuestra selección y ponte a ello: pronto serás todo un artista de la técnica.
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Geniales los trabajos! ! !